Ninguno de nosotros tenemos comprada la vida, pero siempre actuamos como si así fuera. Vivimos como si no nos fuésemos a morir nunca.
Por el contrario, eso es lo que trata de enseñarnos la vida todos los días, a ser cada día mejores personas y aprender a ser felices.
Cada uno de nosotros tiene su manera de practicar la felicidad. Sin embargo, solemos pensar que lo que le hace feliz al otro, nos hace felices a nosotros.
Estamos equivocados. Es nuestro deber descubrir cuál es el camino único hacia nuestra alegría.
Celebra cada día el milagro de la vida. No lo desperdicies en arrepentimientos o en pensamientos dañinos acerca del pasado.
Eres capaz de mirar hacia el futuro con ojos de optimismo. ¿Qué estás esperando para vivir con plenitud el día presente?
Porque esa es la única certeza que tenemos: el momento presente. Empieza a vivirlo ¡ya! Nadie más lo hará por ti.
Cuando las personas a tu alrededor vean que tú estás enfocado en el hoy, ellos seguirán tu ejemplo.
Tu experiencia de vida es la que prevalece siempre. Intenta dejar una huella de alegría en los demás, para que ellos vean que festejas cada momento como si fuera el último.
Así que celebra cada día como si fuese tu cumpleaños, porque cada día es un regalo y es una oportunidad para empezar de nuevo. Cuando vivas de esta manera, tendrás paz y prosperidad en tu camino.
Y recuerda, si deseas saber más, te sugiero leer mis libros, donde encontrarás más reflexiones para elevar tu aprendizaje espiritual.